El rinoceronte

Debo estar en la Arcadia,
no sé si vivo aún. 
He visto brotar de la tierra,
encrestada de fuego y oro,
a un ave del paraíso, 
junto a unos geranios púrpura
que huelen a limón.
He visto a una dragona aristócrata
devorando a una ninfa boca abajo,
que de tan presumida y sibilina
se hacía llamar salamanquesa.
He visto volar a un rinoceronte
y hablarme con zumbidos,
poderoso, regio y enigmático,
como el barco de Argos.
Me he visto entre las lunas de Neptuno
reflejado en una náyade nocturna.
Y he visto a una musa de puntillas
salir de mi habitación.
Debo estar en la Arcadia,
no sé si vivo aún.

*Foto del autor.

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