
Echan fuego las redes y la prensa con la absolución de Rato y los treintaitrés por el caso Bankia. Según la Audiencia Nacional, no son culpables de falsedad contable y estafa a los inversores. Los hay que dan la noticia y la comentan con cierta neutralidad y los hay que blasfeman indignados contra los jueces y todo lo que se menea. Entre estos últimos no he visto a ninguno que argumente bien las razones de su desacuerdo. Abundan las falacias. «Que vaya tela, que absuelven a Rato, que es un corrupto que está en la cárcel,» lo cual es una ingenua falacia ad hominem, pues que Rato sea lo que es no lo convierte en culpable de cualquier cosa. «Que menuda injusticia, condenar a Torra por una pancarta y soltar a Rato por una estafa,» lo cual es una falacia del hombre de paja, pues nada tiene que ver un asunto con otro, o del arenque rojo, si se quiere, además de contener otras falacias dentro de la proposición, pues no se ha condenado a Torra por una pancarta, sino por un delito, y no sueltan a Rato por una estafa, sino porque no ven estafa. Y también los hay que directamente vomitan en la sentencia y sin ningún argumento se cagan en la familia de los jueces, sin leerla, por supuesto. Pero entonces, ¿es injusta o no?
Probablemente sea justa de acuerdo a la ley con la que tienen que lidiar los jueces. Cuatrocientas páginas dan para mucho, y no la podemos resumir aquí sin pecar de simpleza. La cuestión estriba en que se intuye una actitud delictiva en Rato y los otros, pero no resulta fácil incriminarles de hechos probados concretos que constituyan un tipo penal. Al parecer no hay estafa a los inversores, pues se les advirtió de los riesgos y el Banco de España (BdE), La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) dieron el visto bueno a la operación, que es el mecanismo de validación que tenemos para prevenir estas estafas. No he visto a nadie argumentar con mejores razones que los jueces de la Audiencia Nacional en contra de esto. Y por otra parte, tampoco parece haber falsedad contable, porque no hay ningunas cuentas falsas registradas, y las que parecían manipuladas se echaron para atrás. Es decir, que lo que había en la mesa para juzgar tal delito no lo constituía. Tampoco he visto a nadie argumentar bien en contra de esto. Que el Supremo se pronunciara anteriormente sobre la necesidad de devolver dinero a los inversores es harina de otro costal, y volvemos a lo de la ley: habrá que redimir a los inversores, pero Rato y los treintaitrés no son culpables del delito penal que se les imputa, son cosas diferentes. Parece una tontería, pero conviene observar la ley: que alguien robe no lo hace culpable de homicidio, por poner un ejemplo extremo. Pero nadie se preocupa por la ley, la sentencia es una mierda, así en general, y punto.
Pero… ¿es justa o no? Probablemente no, si elevamos el listón de la justicia. Esto tampoco lo he visto mencionar. Para condenar a Rato y los treintaitrés por el delito habría que meter en la trena a personas muy influyentes del BdE, de la CNMV, del FROB y de la EBA. Y a muchas, además. Pero eso es un absurdo, son ellos los que validan los protocolos a los que debe ajustarse la ley, son autoridad en la materia. Sería como no tener en cuenta los informes médicos de las máximas autoridades sanitarias para dirimir un caso de mala praxis de un médico, en el que todas estuvieran de acuerdo en que lo hizo bien. O todos los informes de las más altas instancias de la Guardia Civil, Policía Nacional y servicios secretos, incluso internacionales, que dieran el visto bueno a que un soldado pusiera una bomba en Irak. No, para condenar a los de Bankia hay que admitir que los organismos que regulan esos asuntos están podridos, que sabían que el asunto era una mierda y aun así le dieron la bendición. Y, apurando, que estaban interesados en la operación. Lo interesante es que la peste huele desde aquí. Son organismos entreverados de intereses políticos, igual que los jueces de la Audiencia Nacional, que solo hay que ver cómo se eligen para ver a qué santo y seña responden. No obstante, el caso se puede recurrir al Supremo, o sea, que pueden estar todos tranquilos.
Por cierto, los mismos actores han dado el visto bueno a la fusión de Bankia y CaixaBank recientemente, y después de muchos años sale ahora esta sentencia, que no viene nada mal para barrer la basura. Es una extraña coincidencia, ¿verdad?