¿Dios o Jueces? Las paradojas de elohim.

«Yo dije: elohim sois vosotros, e hijos de Elyon todos vosotros, sin embargo como hombres moriréis.»

Salmos 82:6-7
Puedes ver el vídeo en mi canal de Youtube.

Introducción.

Elohim es un término genérico plural, derivado de Eloha, enfático de El. En el contexto bíblico se traduce muchas veces por Dios, en singular y con mayúsculas, en alusión al dios del monoteísmo abrahámico, también llamado Yahvé, Alláh, Jehová, Adonai y de tantas otras maneras. Pero otras veces se traduce naturalmente por dioses, en plural genérico, o por jueces, o incluso por ángeles, ídolos, poderosos, reyes… La traducción en cada caso puede inducir a interpretaciones muy distintas. Estas paradojas sirven el debate sobre la identidad de Yahvé, las diversas fuentes bíblicas y la intención doctrinal detrás de las traducciones. Vamos a intentar poner un poco de orden en todo esto.

Paradojas de traducción en Salmos 82:1.

Traigo este tema a colación de un comentario del paladín guerrero Lojem Haor, a propósito de nuestro último episodio del “Resumen de la Biblia” en el que aludíamos a la traducción de elohim por jueces. Nos hace hincapié en las paradojas que entrañan las traducciones aparentemente arbitrarias del término elohim, o quizá voluntariamente interesadas.

Concretamente, denuncia que la traducción de elohim por jueces no tiene sustento bíblico. Como ejemplo paradigmático de esta anomalía lingüística, alude a Salmos 82:1, que dice así:

מִזְמ֗וֹר לְאָ֫סָ֥ף אֱ‍ֽלֹהִ֗ים נִצָּ֥ב בַּעֲדַת־אֵ֑ל בְּקֶ֖רֶב אֱלֹהִ֣ים יִשְׁפֹּֽט׃.”

Las traducciones son de lo más interesantes. La versión de RV1960, que es la que solemos citar aquí, interpreta lo siguiente: “Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga.” No es necesario ser lingüista para intuir que algo no encaja bien. Veamos lo que interpreta la TLA, que siempre procura masticarnos el significado y aterrizar la idea: “Dios preside el tribunal del cielo, y dicta su sentencia contra los dioses allí reunidos.” Bien, parece que aquí Dios está de jefe entre otros dioses para juzgarlos. Veamos la NSRVUE: “God has taken his place in the divine council; in the midst of the gods he holds judgment”. Es decir, Dios ha tomado su lugar en el concilio divino y en medio de los dioses juzga. Parece que se confirma que Dios está de jefe entre otros dioses, para impartir justicia de algún modo. La versión de la Septuaginta es muy similar a la RV1960, “Dios se ha puesto de pie en la asamblea de los dioses; en medio de los dioses juzga.” Podríamos seguir así citando versiones sin apreciar uno de los problemas que queremos señalar. La paradoja estriba en que ese Dios, sujeto de la oración, el que va de jefe y juzga, aparece en el texto como elohim, Elohim nitzav ba‘adat-’El, y los dioses entre los que juzga aparecen en el texto también como elohim, beqerev Elohim yishpot, la misma palabra. Recordemos que elohim es un término en plural que podríamos traducir de forma laxa por dioses. Pues bien, en este fragmento, en un caso se traduce en singular y con mayúscula, Dios, y en el otro en plural con minúscula, dioses, según el contexto. Cabría preguntarse con qué razón. Pero eso no es todo. El texto hebreo no dice que Dios está en la asamblea de los dioses y entre los dioses juzga, sino lo siguiente: “Elohim está en la asamblea de El y en medio de elohim juzga”. Como vemos, el galimatías es formidable: el primer elohim se traduce por Dios, con mayúscula, aunque es plural y no un nombre propio, El se traduce por dioses, aunque es singular y sí es un nombre propio, y el último elohim se traduce por dioses, aquí sí de forma coherente con el plural y en minúscula. Recordemos también que la palabra El alude al dios supremo de las antiguas culturas cananeas, entendido como un nombre propio y traducido de forma laxa por Dios o deidad suprema. De ahí deriva el término elohim, que es plural y alude de forma genérica a deidades inferiores al dios El, y no es un nombre propio. Sin embargo, en el contexto bíblico, la palabra plural elohim se utiliza en muchos casos como nombre propio del elohim de Abraham, también llamado Yahvé, y en tales casos recibe atributos lingüísticos de nombre en singular, con mayúscula. Sería muy interesante poder descubrir en qué momento y por qué motivo ese término en plural adquirió connotaciones de nombre propio en singular para referirse al elohim de Abraham, siendo que existía un nombre propio para designarlo: Yahvé. La confluencia de ambas denominaciones en la Biblia hacen sospechar la presencia de dos líneas tradicionales distintas que se unificaron en algún momento de la historia. No en vano, se ha defendido con solidez académica la presencia en el texto de una fuente denominada yahvista, la que utiliza el nombre de Yahvé, y de una fuente elohísta, la que utiliza el nombre de Elohim, como todos sabemos desde la aparición de la hipótesis documental. En todo caso, no es fácil aislarlas ni estar seguro de su existencia separada, pues en ocasiones aparecen juntos los dos términos, Yahvé elohim, sembrando más dudas si cabían.

La incómoda lectura fiel.

Sea como fuere, la interpretación más sensata del texto masorético de Salmos 82:1, que no coincide con las versiones que tenemos traducidas, las cuales están inspiradas en la interpretación de la Septuaginta griega, sería algo como lo siguiente: “nuestro elohim de Abraham está en la asamblea del dios cananeo El, y en medio de los otros elohim juzga.” Esta interpretación no explica por qué a uno entre otros elohim se le llama simplemente elohim, como si fuera su nombre propio, y a los otros se les llama igual. Pero nos ayuda a entender qué quiso expresar el autor. Habría sido más claro que dijese que Yahvé está en la asamblea de El y en medio de los elohim juzga, sin oscurecer el sentido con ambigüedades. Sin embargo, esa mezcla de Yahvé entre los elohim y la presencia del dios supremo El en la escena dificulta mucho el mensaje doctrinal, pues aunque pone al elohim de Abraham por encima de los otros elohim, asume la existencia de esos otros elohim y relega al protagonista a ser solamente un primus inter pares. Por si fuera poco, está en la asamblea del gran dios El, dejando constancia de que por encima de todos los elohim hay un jefe superior que los gobierna. No te resultará difícil observar el enorme problema que todo eso debe suponer para un transmisor, traductor o intérprete del texto que desde una perspectiva piadosa y creyente quiere divulgar el culto a Yahvé como un dios único y omnipotente, esto es, quiere hacer propaganda de un monoteísmo.

La paradoja de los jueces.

Pero también hay otro aspecto en el que Lojem Haor pone más énfasis: a veces se traduce elohim por jueces, y no solo en este fragmento, sino en otros pasajes bíblicos. ¿Con qué intención? Pues ya la vemos, con la de reinterpretar el mensaje de fe para que encaje mejor con la doctrina que se está defendiendo en el momento de la traducción. En este caso, algunos tradujeron algo así como: “Dios está en la asamblea de los dioses y en medio de los jueces juzga.” Bien, ya vemos que es un nuevo malabarismo lingüístico para que el mensaje tenga un sentido no demasiado incoherente. Lojem Haor discute, y con toda razón, que no hay motivo alguno para traducir jueces y lo sostiene sobre un argumento de fuerza mayor: en el libro de Jueces, protagonizado por los jueces que gobernaron Israel, según el texto bíblico, antes del periodo de los Reyes, nunca aparece la palabra elohim para referirse a jueces. De hecho, el libro de Jueces se llama Shofetim, y no Elohim. En el pasaje que nos ocupa, la traducción interesada de elohim por jueces, sirve para reforzar la idea de que el Dios del monoteísmo, en su rol soberano, reprende a aquellos encargados de administrar justicia que lo hacen de manera indebida, como deja entrever la versión de TLA. Pero no parece una traducción motivada por el sentido semántico de los términos, sino por la intención doctrinal.

Conclusión.

En definitiva, la traducción de jueces por elohim puede resultar forzada o arbitraria en términos filológicos en muchos casos a lo largo de la Biblia. La elección de traducir jueces refleja una intención teológica o interpretativa más que una correspondencia lingüística estricta. Este enfoque debió ser útil para enfatizar ciertos aspectos doctrinales en el texto, pero carece de un fundamento uniforme en todo el corpus bíblico, lo que abre la discusión sobre la fidelidad y el impacto de tales decisiones en la interpretación del texto. Por añadidura, la decisión de traducir elohim en unos casos como nombre propio en singular, Dios, y en otros como nombre genérico en plural, dioses, deja las espadas en alto y no promete una solución pacífica por consenso entre teólogos y lingüistas.

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