El amor y las personas

En el amor, hay personas que reservan la expresión de sus sentimientos, que cuidan de no mostrarlos demasiado claramente, al menos con palabras, porque la palabra es muy concreta. Eso no es óbice para que algunas de esas personas sean apasionadas y generosas en el amor, pero de una forma más etérea. De esas voy a hablar. Quizá su reserva se deba al miedo de no saber estar después a la altura de las expectativas que puedan generar en los demás, al miedo que produce tener que dar todo lo que el otro espera y no estar seguro de ser capaz. Pero es un miedo que se apoya en la bondad, que tiene sus raíces en no querer hacer daño a la persona amada, y no en el egoísmo. Suelen ser personas que temen el compromiso en un sentido amplio, que no les gusta la perspectiva a largo plazo, que son impetuosas en el presente más inmediato, que rechazan la planificación. Quizá sea porque saben que las cosas nunca suceden como uno tenía previsto. En cambio, viven el momento con intensidad, sin guardarse nada para luego. Todo ello puede ser una cuestión de carácter, pero no hay que despreciar el valor de la experiencia. Frecuentemente se han encontrado con personas que esperaban más de lo prometido, que pedían más de lo que alguien puede dar, que exigían un compromiso en el amor tan innecesario como imposible.

Por otra parte, hay personas que expresan sus sentimientos claramente, incluso con palabras, precisamente porque la palabra es muy concreta. Eso no es óbice para que algunas de esas personas no sean apasionadas y generosas en el amor, porque las palabras solo son eso, palabras. Pero me centraré en las otras, las que sí son apasionadas y generosas y además expresivas. Quizá se deba a que no tienen miedo de estar a la altura de las expectativas que generan, de creer que son capaces de dar todo lo que esperan los demás. Su confianza se basa en pensar que no van a hacer daño a la persona amada. Pero aun siendo esto bondadoso no está exento de vanidad. Frecuentemente son personas que no temen el compromiso en general, que son capaces de hacer planes a largo plazo, perseverantes en la palabra dada, tenaces en lo que se proponen, y suelen vivir el momento con perspectiva. De estas personas hay quienes se guardan todo para luego, quienes viven en el mañana, pero esas tampoco me interesan. Me centro en las que también saben que las cosas nunca salen como uno espera, pero viven con la ilusión de que así sea y ponen el alma en cada instante. Quizá esto también sea una cuestión de carácter, pero está la experiencia. Frecuentemente se han encontrado con personas que no esperaban más de lo prometido, que no pedían más de lo que alguien puede dar, que no exigían ningún compromiso en el amor.

Los dos extremos no son incompatibles, es más, pudieran ser precisamente los más propensos a entenderse. Ninguno se equivoca, y lo mejor es que nadie acierta. Además, dentro de los dos prototipos que acabo de dibujar hay toda una paleta de personalidades tan infinita como los colores. El problema solo viene cuando la gente confunde el significado del amor. Amar incluye un deseo de unión, pero ninguna exigencia. Si amas a otra persona deseas verla feliz a su manera, no a la tuya. Amar es dar tu corazón sin límites ahora, sin esperar ninguna recompensa mañana. El amor debe ser generoso, no tiene necesidad ni motivo, dirigido a todo el mundo, y sobre todo a las personas que lo entienden así. Cuando una persona se siente amada de esta manera se siente libre y es feliz. Cuando amas a una persona libre y feliz… ya tienes la recompensa.

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1 comentario en “El amor y las personas

  1. Tu perspectiva quizá es la que más se ajuste al significado de vivir. Pero no siempre eliges ser así con todas las personas a las que quieres ver felices (contigo). Hay veces que alguna se cuela más adentro y se genera en ti una necesidad innata, que no entiende de razonamientos tan etéreos como tú les llamas.
    Disfrutar, saborear cada instante, absorber la felicidad que te proporcionan esas personas mágicas, todo eso es precioso. Pero saber que alguien te espera al llegar a casa y que quiere quedarse cerca de ti o forjar algo más persistente eso es distinto. Porque aunque sigas siendo dueño de tu libertad, sabes en lo hondo, que tu verdad, tus decisiones, tus planes, tu futuro, y sobre todo cuando las cosas no vayan tan bien, será esa persona más allegada a la que quieras volver y con la que quieras quedarte. Y si tienes la suerte en esta vida de que esa persona coincida contigo en conexión, entonces, entonces, ya casi no habrán muchas más como ella, ni momentos quizá que igualen la intensidad que tu sientas al compartirlos con esa única persona y no con las demás.

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