A cualquiera que le preguntes te dirá el sentido de este conocido refrán. Sin embargo, si nos damos un paseo por la literatura castellana podemos llevarnos la sorpresa de que no es tan obvio como parece, y que tal vez hayamos tergiversado el significado, otorgándole justamente el sentido contrario. «No todos los refranes, amigo mío, tienen adquirido el crédito de verdaderos,» escribía Quevedo desde la cárcel de San Marcos. Vamos a dar ese paseo.
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