
Soñé que llevabas una camiseta pero habías olvidado el sujetador. Bueno… no lo habías olvidado sin querer, sino a propósito. Una camiseta fina, para enloquecer. Me dejé llevar como un bebé, con la boca abierta buscando la comida. Los pezones te rozaban la tela tan ligeros… y yo la manchaba de saliva con la lengua. Sin darme cuenta me encontré acariciando tus piernas, libando como un colibrí de tu sexo hinchado. Tenías una orquídea enorme, con los pétalos enrojecidos y el clítoris amenazándome duro como el ámbar de miel. Me llenaba la garganta y me rebosaba los labios hasta cegarme los ojos. Masturbabas mi boca con los dedos, mezclando la saliva con la sangre y la flor de tu cintura. Y yo… masturbaba tu alma con la mía hasta que explotabas y llenabas toda mi cara de felicidad.