
Debo estar en la Arcadia, no sé si vivo aún. He visto brotar de la tierra, encrestada de fuego y oro, a un ave del paraíso, junto a unos geranios púrpura que huelen a limón. He visto a una dragona aristócrata devorando a una ninfa boca abajo, que de tan presumida y sibilina se hacía llamar salamanquesa. He visto volar a un rinoceronte y hablarme con zumbidos, poderoso, regio y enigmático, como el barco de Argos. Me he visto entre las lunas de Neptuno reflejado en una náyade nocturna. Y he visto a una musa de puntillas salir de mi habitación. Debo estar en la Arcadia, no sé si vivo aún.
*Foto del autor.