
En abril, hace nada, se ponían de acuerdo los Ministros para reducir el IVA del papel digital del 21 al 4%, en consonancia con el IVA del papel de árboles. Por un lado lo hacían para enmendar el absurdo de tal diferencia, como si las letras no fueran las mismas dependiendo del papel. Por otro, decían, para echar un cable al sector, que con tanta pandemia las estaban pasando canutas. Nos lo vamos a creer, aunque sea mentira, que el caso no va por ahí.
El IVA es un impuesto sobre el consumo, que afecta a casi cualquier cosa con la que se comercie, las excepciones son anecdóticas. El impuesto al consumo lo sufren proporcionalmente más las personas con menos ingresos, ya que, aproximadamente, todos consumimos lo mismo: lo necesario. Quiero decir que la cesta de la compra es similar en todos los hogares, y que a las personas con ingresos muy altos casi no les afecta que el IVA sea del 10% o del 40%, su patrimonio a final de año se queda igual. Por este motivo, los partidos políticos que defienden a las clases trabajadoras y humildes, o al menos dicen defenderlas, siempre han luchado por bajar ese impuesto, al menos en todos aquellos productos que se puedan considerar de necesidad básica, léase comida, higiene, educación, salud, suministros domésticos, etc. Así pues, Podemos, ERC, PSOE, Bildu y todos esos partidos que podríamos englobar en la izquierda, para entendernos, han hecho del IVA reducido un caballo de batalla muy noble. Yo estoy con ellos en ese aspecto.
Ayer, se votó en el Congreso una proposición no de ley para rebajar el IVA de las mascarillas, geles, etc., del 21 al 4%. La idea fue de Ciudadanos, alegando que, ahora que son obligatorios o muy recomendables en todas partes, ayudaría a las personas más humildes a sobrellevar mejor la pequeña crisis. Corrígeme si me equivoco, estimado lector, pero así a simple vista la sugerencia creo que tendrá buena acogida en todos los ciudadanos del país. También me parece ajustada a ética, ya que no nos escapamos de comprar mascarillas por imperativo legal. Y, por supuesto, beneficia más a las personas con menos recursos, que, como decíamos antes, necesitan mascarillas igual que Amancio Ortega, o incluso más.
Pues bien, afortunadamente, la proposición salió adelante con el apoyo de casi todos los partidos, como no podía ser de otra manera. Votaron a favor: PP, Vox, ERC, Cs, Junts, PNV, Bildu, Más País, CUP, CC, NA+, BNG, PRC y Teruel. Toma nota de la foto, que pocas veces vas a ver ese batiburrillo de ideologías de acuerdo en nada. A mí casi se me saltan las lágrimas cuando leo Vox y Bildu en la misma lista y los imagino de la mano hacia un proyecto común. Tan razonable debe ser la medida propuesta que incluso polos tan opuestos no han podido resistirse a darle al botón verde, sin prejuicios y sin avergonzarse.
Sin embargo, dos partidos votaron en contra: PSOE y Podemos. Lo cual me lleva a una reflexión, que enuncio en términos de moda, entiéndeme la ironía: o bien los fascistas, los conservadores y los neoliberales se han aliado con los separatistas, nacionalistas, progresistas, regionalistas, comunistas, anarquistas y gente de toda condición sin que nos demos cuenta, o bien los dos partidos del Gobierno son muchísimo más malvados de lo que me temía. Y te doy mi palabra, estimado lector, de que me temía lo peor.
Ahora les veremos dar excusas y justificaciones peregrinas de su decisión, pero difícilmente podrán ocultar lo que ha quedado a la vista de todo el mundo: que PSOE y Podemos no son lo que dicen ser, que lo de ayudar a los más humildes… ya si eso con manifestaciones, cuando estén en la oposición, alerta antifascista, black life matters, y a la mierda la estatua de Colón. Ojalá se preocuparan de los más necesitados, pero de verdad, que ahí le damos todos al botón verde, visto está.
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