El negro

“No hay hombre que sin carlanca

traiga su alano valiente;

que parece linda muerte

sobre la piel negra o blanca.

Lope – Castelvines y Monteses, 1647.

*

La palabra negro debiera evocarnos en primer lugar la idea de un color, aunque a muchos lo primero que les viene a la cabeza es el campo semántico del racismo. La voz tiene veinte acepciones en la RAE. Ninguna de ellas tiene connotaciones racistas. También se utiliza en once locuciones, sin atisbo ideológico. Además, recogemos tres usos como sustantivo particular, como “negro de la uña”, y ochentaiún usos concretos como adjetivo, e. g. “beso negro,” donde tienen cabida los más diversos campos semánticos imaginables, excepto el de la raza. Es más, negro, o negra, se encuentra en los textos relacionado frecuentemente con crespón, azabache, semicorchea, portaligas, bembón, sigatoka, fotolitografiar, ahorquillado y palabras tan poco ideologizadas como esas. Racismo, por el contrario, es frecuente encontrarla junto a xenofobia, discriminación, clasismo, homofobia, misoginia, sexismo, antisemitismo, intolerancia, desigualdad… pero no junto a negro o negra. Sin embargo, actualmente tiene una carga tan peyorativa que ha tomado tintes de tabú y hasta nos lo pensamos dos veces antes de llamarle a las cosas por su nombre. Veamos si esto tiene sentido.

El origen de negro lo encontramos en el latín niger, con el sentido del color que todos sabemos, si bien desconozco de dónde tomaron los romanos la palabra. No debemos confundirlo con el griego nekros, cadáver, cuya raíz indoeuropea nek nos lleva hasta el mismo significado. No obstante, los romanos discriminaban el color negro brillante, niger, del negro sin brillo, ater. El ater era para ellos ese negro que proviene del humo del fuego, no en vano su raíz indoeuropea ater significa fuego. Era un negro como el de las tinieblas, como el de la sombra, de cuyo tinte oscuro hemos conservado la palabra atroz. Sin embargo, niger no tenía ese tono luctuoso. No es de extrañar la distinción, pues del mismo modo separaban la blancura luminosa, candidus, de la que no tiene luz, albus.

Físicamente, las cosas de color negro lo son porque no reflejan ninguna frecuencia del espectro de luz visible. Es decir, absorben toda la radiación electromagnética, o al menos toda la que vemos. Esto significa que el color que percibimos de los cuerpos es el de aquella luz que no absorben. Así, lo blanco refleja todo, y lo negro, nada. Como curiosidad, has de saber que una estrella emite luz en un rango de frecuencias enorme, pero se comporta como un cuerpo negro, i. e., absorbe todo lo que le alcanza. Este sentido de negro es el que recoge la RAE en tercer lugar, amén del adjetivo particular en cuerpo negro. Los dos primeros hacen referencia al color sin connotaciones científicas, asumiendo como ejemplo el color del carbón o el de la oscuridad total.

La cuarta y quinta acepción tienen el sentido de persona de piel oscura, y todo lo relativo a ellas, se entienda o no como raza. Cabe destacar que la RAE no recoge el uso como peyorativo, despectivo ni marcado con ninguna carga ideológica, mucho menos racista. Recordemos que su diccionario señala lo que es de uso culto y común, no juzga. Lo demuestra en las voces blanco amarillo, por ejemplo, que tienen la misma acepción de persona con la piel de ese color, sin mayor trascendencia. Podemos señalar que en el diccionario de 1780 no se recogía ese uso salvo para referirse al etíope, y lo escribían con la sencillez del que no tiene aún prejuicios: “porque tiene ese color.” A partir de 1884 se empezó a generalizar el uso, ya no solo para referirse a los etíopes, sino por extensión al individuo con la piel oscura. Y así hasta 2001, cuando, aun manteniendo la misma definición, aparece también el negro como adjetivo para referirse a todo aquello relativo a las etnias con ese color de piel, como por ejemplo la “música negra.” En la edición actual, que data del 2014, se conservan ambos sentidos. Insisto, sin connotación negativa.

Los otros quince usos de la palabra negro, o negra, nada tienen que ver con la raza. Son, en cambio, sentidos dispares, relacionados más o menos con el color, ya sea literal o metafóricamente. Uno de los más comunes es…

Artículo exclusivo para suscriptores

Para seguir leyendo este artículo tienes que ser suscriptor. Así me ayudarás a seguir creando contenido de calidad de forma independiente. A cambio te ofrezco una serie de ventajas, como recibir los libros en primicia sin coste o acceder a todo el contenido de suscripción. Puedes verlas haciendo click aquí. Suscríbete por solo 2€ al mes, o haz log in con tu usuario si ya eres suscriptor.

*

BIBLIOGRAFÍA:

ENCLAVE.

Gómez de la Serna, R., (2003), Greguerías, Madrid: Cátedra.

Lope de Vega, F. (2003), Castelvines y Monteses, Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto:
search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close