La maldad de las empresas, según T. Sowell

«Las nociones equivocadas sobre las empresas son prácticamente inevitables en una sociedad donde la mayoría de las personas no han estudiado ni administrado empresas.»

T. Sowell – Basics Economics, 2000

Los empresarios y los asalariados son dos clases sociales opuestas en necesaria lucha constante. Es muy común esta creencia que enfrenta a emprendedores y trabajadores, en tanto en cuanto unos viven ricamente mediante la explotación de los otros, a costa de su esfuerzo. Sin embargo, esta creencia, que tomó fuerza a raíz de El Capital de Marx, no encaja con la realidad, al menos no con la realidad actual, si es que alguna vez tuvo indicios de razón. Thomas Sowell, en su libro Economía básica, da cuenta de esta mala interpretación de la realidad, la cual trae consigo funestas consecuencias para la calidad de vida de las sociedades. Me atrevería a decir que si todo el mundo conociera lo que dice Sowell al respecto sería muy fácil erradicar la pobreza y prosperar en armonía y sin «lucha de clases».

Es frecuente el pensamiento de que las empresas son voraces y dañinas, de que los ricos son lo peor, de que las élites nos tienen a todos subyugados en la miseria, de que el mercado, en suma, no tiene piedad con nadie. Parecería mejor tomar las decisiones bajo otros criterios, es decir, asignar los recursos escasos no a través del mercado, sino a través de una sabiduría más bondadosa. Sin embargo, no existen seres de luz capaces de poseer tal inteligencia, ni conocemos mecanismos automáticos que lo hagan por nosotros. La alternativa es mucho peor. “Dada la escasez de recursos mentales, una economía en la cual el conocimiento y la visión tienen tales ventajas decisivas en la competencia del mercado es una economía que tiene grandes ventajas en crear un alto estándar de vida para la población en general. Una sociedad en la cual sólo los miembros de una aristocracia hereditaria, una junta militar o un partido político único en el poder pueden tomar grandes decisiones, es una sociedad que desperdicia gran parte del conocimiento, de la visión y del talento de la mayoría de su propia gente. Una sociedad en la cual las decisiones sólo pueden ser tomadas por algunos hombres, desperdician la mitad de su conocimiento, talento y visión.” Y el desperdicio daña, porque empobrece.

Los beneficios de una empresa están manchados con el estigma de la maldad. El lucro es una de las palabras con peor consideración. A su vez, es de las que peor se han entendido. Sin embargo, tratar de maximizar el lucro es bueno para todos en general: es asignar los recursos escasos de la forma más eficiente posible, tener los costes más bajos y proporcionar los bienes y servicios más demandados por la sociedad al precio más competitivo. Entiéndase que esto es así en un mercado libre y no intervenido. En un mercado intervenido por los gobiernos serán otros intereses los que prevalecerán, y no los del común de la población, ya sean los de los burócratas, los políticos, los monopolistas, los gestores de los cárteles, los sindicatos o cualquier otro grupo de presión. Si lo miramos con perspectiva amplia, los incentivos de un empresario son maximizar ganancias, para lo cual debe ofrecer a la población bienes o servicios que sean muy demandados y al precio más bajo posible. No se me ocurre mejor modo de mimar a la gente que ofrecerle aquello que desea al menor precio. Cuesta poco inflarse la yugular contra empresas como Google porque pagan muy pocos impuestos para los beneficios que consiguen, que se tildan de obscenos o abusivos, cuando en realidad Google proporciona Android, un sistema operativo para móviles gratuito y de código abierto, el más extendido del mundo, un sistema de correo electrónico gratuito y eficiente, Gmail, un sistema de almacenamiento en la nube gratuito y generoso, Drive, el principal sistema de navegación por GPS, Google Maps, también gratuito, el mejor y más potente buscador de internet, sin coste, por supuesto, un editor de textos online, una hoja de cálculo, un bloc de notas, un registro de tareas, plataformas para educación, Youtube, el canal más grande de vídeos, y podría seguir así hasta cansarte. Todo gratuito para el usuario común. Solo paga quien quiera hacer un uso profesional con ello, a cambio de enormes prestaciones, lo cual también es otra bendición para la población. Google procura maximizar sus beneficios optimizando costes, asignando los recursos escasos de que dispone a lo que la sociedad más demanda, y a los precios más competitivos del mercado. Cuanto más dinero gana es porque más bienes y servicios ofrece a la población en general, los cuales, por fuerza, han de ser muy demandados y muy competitivos. No sé a ti, pero a mí me parece muy útil Google Maps para ir a los sitios y es gratuito. No conozco ningún servicio de navegación mejor y más barato. Aun con todo, parece que mucha gente prefiere que Google gane menos dinero, acusando a la empresa de abusar de tales o cuales posiciones de privilegio. Detrás de ello se esconde simplemente la envidia de las mentes miserables, que solamente quieren robar a los que tienen más que ellos y que rabian por no ser más ricos y más inteligentes. Esto no lo dice Sowell, lo digo yo, pero sí que alumbra cómo sería la alternativa que proponen esos que están molestos con el lucro y el libre mercado: “Aquellos que administran empresas bajo el socialismo tienen muchos menos incentivos para ser lo más eficientes posible bajo ciertas circunstancias y mucho menos para mantenerse al tanto de las condiciones cambiantes y responder a ellas rápidamente como lo tienen que hacer las empresas capitalistas si quieren sobrevivir.” Y eso, ni más ni menos, conduce a una mejor asignación de recursos escasos que tienen usos alternativos, lo cual nos lleva a un mejor nivel de vida de la población en general. ¿O acaso alguien cree que tendríamos Gmail, Drive, Youtube, Google, Chrome, Lens, Docs, Sheets, Maps, Earth, Android, &c., de mejor calidad y a menor coste si la empresa la gestionase una ONG, un burócrata o, simplemente, un político? Por más que la evidencia le abofetee a uno la cara, los hay que siguen prefiriendo sus prejuicios ideológicos a la realidad. Recuerda Sowell que “mientras el capitalismo tiene un coste visible, la ganancia, que no existe bajo el socialismo, el socialismo tiene un coste invisible, la ineficiencia, que es erradicado en el capitalismo a través de las pérdidas y la quiebra.” El mercado libre no permite la supervivencia del que asigna recursos de forma ineficiente, para bien de todos, pero los sistemas económicos intervenidos pueden asignar los recursos de la peor manera sin otro coste que el empobrecimiento de la población. En efecto, “el hecho de que la mayoría de los bienes sean en general más asequibles en una economía capitalista, implica que el lucro es menos costoso que la ineficiencia.” El socialismo se ha demostrado uno de los sistemas más ineficientes y más depauperizadores de la población: “Más de la mitad de los ladrillos que se producían en la Unión Soviética los fabricaban empresas cuya finalidad no era esta, pero lo hacían para construir cualquier estructura necesaria para realizar su principal actividad económica. Esto era así porque las empresas soviéticas no podían depender de las entregas del Ministerio de la Industria de Materiales de Construcción, el cual no tenía los incentivos financieros para ser un proveedor de ladrillos de confianza que los hiciera de la calidad requerida y los enviara a tiempo.” No había lucro, ni ganas de hacer ladrillos bien, por más que el nombre del ministerio fuese magnífico. 

Sowell concluye uno de sus capítulos sobre las empresas con una cierta resignación: “Las nociones equivocadas sobre las empresas son prácticamente inevitables en una sociedad donde la mayoría de las personas no han estudiado ni administrado empresas.” Cuando la población, por ignorancia y deseos de bondad, deja en manos de los gobiernos y no de las empresas en mercado libre las decisiones sobre la mejor manera de suministrar bienes y servicios sucede lo inevitable: “incluso los países que durante mucho tiempo han sido exportadores de alimentos comienzan a tener problemas para alimentarse a sí mismos una vez el Gobierno toma el control de la agricultura.” Los ejemplos de las economías socialistas son abundantes y sangrantes. Más allá de las bondades de sus intenciones sobre la igualdad y la justicia, tales sociedades sufren carencias y pasan hambre.

*

Puedes encontrar el libro de Sowell aquí, en varios formatos de papel y electrónicos.

*

Si quieres estar al tanto de mis publicaciones solo tienes que dejar tu correo y te llegará una notificación con cada texto nuevo:

*

Si te gusta mi trabajo y eres tan amable de apoyarlo te estaré siempre agradecido. Así me ayudarás a seguir creando textos de calidad con independencia. Te lo recompensaré.

Puedes suscribirte por 2 € al mes. A cambio tendrás acceso a todo el contenido exclusivo para suscriptores y te librarás de la publicidad en la página. También recibirás antes que nadie y sin ningún coste adicional cualquier obra literaria que publique en papel. Puedes abandonar la suscripción cuando quieras, no te guardaré ningún rencor.

10 comentarios en “La maldad de las empresas, según T. Sowell

  1. Avatar de ramrock

    A mi me gustaría saber como hacen eso de la diferencia de clases, porque nunca me ha cuadrado, sobre todo desde que yo empecé mi vida laboral. A ver, llevo viendo desde el mismísimo final del franquismo que, a los administrativos y otros trabajadores de oficinas, se les encasilla, nos encasillan o al menos encasillaban, como «burgueses», «clase media», pero los sueldos no cuadran. Trabaje en una constructora cinco años y, los sueldos de los peones de albañil eran superiores a los de los oficinistas, es decir, lo se porque lo he visto de primera mano, y eso es o por lo menos, era lo normal. No me meto en la justicia o no, es mas, a mi me parece bien, su trabajo es mas peligroso y duro, no me cabe duda, pero el hecho es que sus ingresos eran superiores a los mios y el «burgués» era yo ¿Me lo explica alguien de una p… vez?

    Resumiendo, que eso de la lucha de clases es una auténtica farsa, una manipulación social mas y lo malo es que se nos viene educando así desde hace siglos, desde niños escuchamos cosas como «los malditos capitalistas», «los p… empresarios» y de ahí el culpar de todos los males a los empresarios y al capitalismo, cuando, en el fondo, no es mas que resentimiento y envidia.

    Le gusta a 1 persona

    1. Avatar de Javier Caravaca

      Me temo que la confusión nace del concepto clase social, que probablemente no exista en la realidad actual. Es más acusado el contrasentido cuando se observa el caso de un autónomo, por ejemplo un albañil, que se mete doce horas diarias de paleta y le llaman empresario explotador. ¿Cuándo empieza a ser explotador? ¿A partir de qué ingresos? ¿A partir de cuántos empleados? ¿Y si se arruina deja de ser empresario explotador? El empleado que produce menos para la empresa de lo que cobra ¿es explotado o es el explotador? No creo que haya tal cosa como la explotación laboral ni la clase social. Ya no existen los ricohombres ni los fijosdalgo, ni los ducados rinden cuentas al Duque. Sí existe, en cambio, la envidia.

      Le gusta a 1 persona

  2. Avatar de ramrock

    Pues yo sigo escuchando «mantras» como que los empresarios son lo peor, y la persona en quien estoy pensando ahora mismo, lo dice incluso en el pub donde le veo (es un pub donde vemos fútbol), y no se da cuenta de que, el mismo dueño del Pub, es un empresario, vale que un pequeño pub no es la IBM, pero es un negocio privado, para mi, una empresa y le dices algo tan simple como que si no hubiera empresarios, ¿Quien pagaria los salarios? Y entonces, como no tiene respuesta, se va por los cerros de Úbeda, cosa que, por cierto, he observado en practicamente la mayoría de la gente de izquierdas. En este caso el tipo es un «bruto» en el sentido literal, es un poco «corto» de luces, pero aun así, ha trabajado y se ha pillado el tio una pensión para toda la vida teniendo solo 45 años, pero no, las empresas son «mu malas» y «explotan» al trabajador, cuando hay muchos que se las dan de trabajadores y no pegan un palo al agua y encima cobran, lease enlaces sindicales y escaqueadores profesionales (como el que te cuento, «corto» para la intelectualidad, pero para decir que el comunismo es coj… y pegarse con los del Barça no es tan «corto»)

    Pero es que sigo viendo que el problema viene desde niño, a la mayoría se nos enseña a tener al empresario como un enemigo. Solo hay, por ejemplo, que fijarse en los tebeos de toda la vida ¿quien era el malo de las historietas? El Jefe, siempre.

    Le gusta a 1 persona

    1. Avatar de Javier Caravaca

      La cita de Sowell que encabeza este ensayo da una pista del problema al que Vd. alude. Otra pista la puede encontrar en un ensayo de esta web titulado ‘Por qué es imposible el liberalismo’: https://javiercaravaca.com/2022/06/21/porque-es-imposible-el-liberalismo/
      Comparto su frustración. Pero me temo que no podemos evitarla. No obstante, me esfuerzo por alumbrar. No será en vano difundir este tipo de reflexiones.

      Le gusta a 1 persona

      1. Avatar de ramrock

        Me temo que corren malos tiempos para los liberales puros, están emperrados en imponer totalmente el colectivismo, lo que acabará con la humanidad tal y como la conocemos porque, se pongan como se pongan, el ser humano nace para ser un individuo libre, no un puñetero himenóptero, por lo tanto, el colectivismo y el igualitarismo son contra natura, inhumanos totalmente.

        En realidad considero a todas las ideologías un fraude, la única ideología que vale para mi es la LIBERTAD INDIVIDUAL, todo lo demás es paja.

        Por cierto, en apenas media hora tendré que ver al tipo que te cuento, espero que se deje sus chorradas para el descanso del partido. Aburre, es tan fácil de rebatir … 🤣, lo malo es que no aprende, sigue recitando mantras, se ve que los aleccionan en los sindicatos o algo así, porque, como muchos izquierdistas, habla como un panfleto.

        Le gusta a 1 persona

      2. Avatar de Javier Caravaca

        Le voy a empujar a admitir una realidad muy dura que es políticamente incorrecto decir: la inmensa mayoría no tiene luces bastantes para entender las cosas más sencillas.

        Le gusta a 1 persona

Replica a Javier Caravaca Cancelar la respuesta

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close